La palabra sostenible está hoy día en la boca de todos los vendedores de esperanza, pues nos quieren prometer que, nos van a satisfacer todas nuestras necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones venideras de sastifacer sus propias necesidades. Hemos pasado de pretender la sostenibilidad de los recursos naturales renovables, para que el abusivo aprovechamiento de ellos no acabe con su extinción, a querer hacer sostenible actividades como, el turismo, los transportes, la sanidad, la agricultura….., actividades todas ellas que deterioran los recursos naturales, pues no es posible practicarlas sin contaminar los elementos esenciales para la vida: suelo, agua y aire.

   Cuando no tenemos resuelto, en todo el territorio nacional, tener cerrado el ciclo del agua, la carencia de suelos arbolados aumenta las escorrentías, disminuyen las filtraciones del suelo, con el consiguiente agotamiento de las aguas freáticas, invasión de las aguas salinas, erosión de las laderas, riadas e inundaciones…… Este tipo de contaminación que no escandaliza, deja de preocupar a la clase dirigente, mientras se dedica a vender las virtudes de las falsas actividades sostenibles,cuando solo se refieren a la sostenibilidad bajo el punto de vista económico, por lo que la solución siempre consiste en que paguen más impuestos los ciudadanos.

 

    Leo en un periódico digital de principios de este mes, que el Gobierno de Extremadura y Red Eléctrica han firmado un convenio, para ejecutar un proyecto de repoblación en el Parque Nacional de Monfragüe, con encinas y alcornoques.

    La idea me parece maravillosa, pues en España, desde que fueron transferidas las competencias a las autonomías, no existe un Plan general de repoblación, para recuperar los más de DOCE MILLONES de hectáreas ( La cuarta parte del suelo español ), que están pobladas de matorral invasor y regresivo, para recuperarlas como montes arbolados y alcanzar la “climax” de estas estaciones. Por ello sea bienvenida esta idea, y ¡ojalá!, algún día próximo, pues han transcurrido más de TREINTA AÑOS, contemos con un Plan general de repoblación para toda España, redactado con fondos del Estado, pues a él corresponde, según la Constitución, este tipo de planificación, que sea de obligado cumplimiento para las autonomías.

  

   En toda España se conoce el territorio de Castilla La Mancha, como el que reúne las condiciones más idóneas para ser el hábitat privilegiado, de la mayoría de las especies de caza mayor y menor de nuestro país. Incluso los cazadores de Francia y Alemania, en otros tiempos envidiaban a los españoles, por disponer de cazaderos tan prestigiosos , y bien gestionados como los nuestros. Muchos eran gestionados por la Administracción Pública, como los Cotos Nacionales de Caza, o los Cotos Sociales, en los que mediante sorteo de los permisos, se establecía un régimen de igualdad de oportunidades, para que la práctica de la caza, pudiera ser ejercitada por cualquier español en posesión de la Licencia de Caza. Estos tipo de terrenos desaparecieron cuando, desde los Presupuestos Generales del Estado no se les asignó recursos para ser gestionados debídamente, y con ellos desapareció la gestión de la caza, que al desaparecer de estos terrenos, generalmente de propiedad pública, fueron sometidos a una presión cinegética excesiva, por lo que no es fácil encontrar el número de especies adecuadas a estos habitat, Desde entonces, el equilibrio entre terrenos cinegéticos de gestión publica, se rompió en favor de los Cotos Privados de Caza.

 

    Ahora resulta que España, uno de los países de la Comunidad Europea cuyas asociaciones ecologistas más se han preocupado, por la gestión de lo que bautizaron como “Plan Natura 2000”, está sometida a un expediente informativo, después que las distintas comunidades autónomas, hayan incumplido el plazo que terminó con el recién cerrado año 2014, de presentar los correspondientes Planes de Gestión. Como consecuencia de ello, España perderá cerca de CIEN MILLONES de euros, si los citados Planes no se presentan en los plazos que se han fijado.

 

   Ya tenemos un nuevo proyecto de Ley de Montes, aunque lo profesionales no sabemos que se pretende con ella, pues nadie la hemos reivindicado, e incluso cuando hemos querido aportar nuestras enmiendas, para mejorar el anteproyecto de Ley, ni una sola de las aportadas por el Colegio que nos representa, nos ha sido aceptada. Esta claro que formamos parte, como colegiados, de un ente del conocimiento, que nada puede aportar para mejorar nuestros montes, pues esta mejora solo puede ser aportada por aquellos que jamás nada hicieron, y piensan que eso de “saber es hacer”, es un invento que altera gravemente la sucesión natural, a la que es mejor abandonar a su suerte, y lentamente acercarla hacia la regresión.